La capacidad de aislamiento y la temperatura de confort de una bolsa de dormir dependen de tres características fundamentales:
De todas las materias primas, la más importante es el relleno, siendo mejor aquél que sea capaz de retener más calor.
Existen rellenos de plumón y de fibra poliéster. El primero, si es de alto porcentaje en plumón (90% plumón, 10% plumón) y elevado gramaje, posee un mayor rendimiento calorífico y una mayor compresión de su volumen, mientras que la fibra poliéster tiene un escaso mantenimiento y larga vida..
La complexión de la persona modificará la temperatura de confort de un saco de una manera sustancial.
El cuerpo humano es un generador de calor a una temperatura constante de 36º ± 1º.
Una persona menuda ocupará menos volumen dentro del saco y por tanto habrá un mayor volumen de aire a calentar.
Una persona de complexión mediana/grande ocupará un mayor volumen dentro del saco y por tanto al no quedar un excesivo volumen de aire éste alcanzará mayor temperatura.
Una persona de complexión muy grande dejará escaso volumen de aire para calentar por lo que no conseguirá tampoco calentarlo antes de que éste se haya escapado al exterior.
De todas las materias primas, la más importante es el relleno, siendo mejor aquél que sea capaz de retener más calor.
A medida que el saco esté estructurado de acuerdo con el perfil standard de las personas (tipo momia), el saco aislará mejor y si éste posee tabiques laterales repartirá uniformemente el aire caliente alrededor del usuario.
TEMPERATURA
El aire caliente dentro del saco, debido a la temperatura del cuerpo humano, se escapará al exterior quedando renovado por el aire frío más denso que el anterior. La estructura del saco y el tamaño de la persona condicionarán la velocidad de calentamiento y fuga en un proceso de convección continuo.